Bodas de Isabel en Teruel

Los amantes de Teruel, ¿cómo nace una tradición?

Apenas pasan unos minutos del mediodía. A estas horas ya es prácticamente imposible pasear por el centro de Teruel, y la plaza de la catedral lleva casi toda la mañana recibiendo visitantes que no se quieren perder las Bodas de Isabel. Se acomodan como pueden alrededor del escenario. Sobre este, un velatorio al que va a llegar la comitiva que despide a don Diego de Marcilla. Ha muerto de amor la noche anterior, después de que su amada, Isabel de Segura, que se ha casado con el señor de Azagra, le negara un último beso. Tras el sepelio aparece ella, camuflada como una sombra. Quiere darle al difunto ese beso que le negó en vida, y que le causó la muerte. Y tras dárselo, muere ella, también de amor. A partir de ahora, estarán juntos para siempre. 

Isabel de Segura pasea por Teruel

El origen de las Bodas de Isabel

Seguramente conocerán esta tradición, la de los amantes de Teruel, que todos los años, desde hace ya veintitrés, la Fundación Bodas de Isabel, y su gerente Raquel Esteban se encargan de mantener viva.  Fue en 1997 cuando se interpretó por primera vez la leyenda. Entre sorpresa y expectación, los turolenses fueron testigos de la recreación de esta historia. Esteban fue la primera persona que imaginó la recreación, más bien la soñó, y gracias a su empeño por hacerlo realidad podemos disfrutar de lo que ya es una tradición. Para ella, “las primeras ediciones fueron las más duras. “Tardó mucho en dotarse a la fiesta una estabilidad a pesar de su más que demostrado éxito”, afirma.

Las Bodas de Isabel hoy

Actualmente, las Bodas de Isabel Segura mueven a 200 actores con textos y participación directa en las escenas principales. Además,  300 recreacionistas venidos de fuera y unos 3.000 más se articulan en torno a los grupos de la Villa. Estos grupos son asociaciones creadas para la fiesta y posteriormente federadas. Sin olvidar a los 200 artesanos que forman los mercados medievales por toda la ciudad, y las alrededor de 200 acreditaciones que solicitan los medios de comunicación venidos para cubrir la información de la fiesta. Porque la fiesta lo inunda todo. Durante cuatro días, Teruel retrocede hasta 1217, año en el que se sitúa la historia de los amantes. Y un visitante puede desde aprender a esquilar una oveja a la antigua usanza hasta contemplar en primera línea una batalla entre cuadrillas de guerreros.  A partes iguales, aragoneses y valencianos invaden cada año la capital turolense, y durante los días que dura la recreación, Teruel se ve duplicada y triplicada, sobre todo el fin de semana.

Entierro de los Amantes de Teruel

La fiesta comienza el jueves con el anuncio de la muerte de Diego de Marcilla. Esta noticia acelera los preparativos y la boda de Isabel de Segura, que se escenifica el viernes. El sábado es el punto fuerte, con la llegada de Diego, la petición del beso y la muerte del amante, en la plaza del Torico, y por último el domingo se representa el sepelio de Diego y la muerte de Isabel. Pero alrededor de la historia principal, se puede asistir a muchos otros actos que salpican la villa, tales como danzas de la época, exhibición de tiro al arco, escenas teatralizadas, el toro nupcial o el acto estrella que acoge a 5000 personas, la “Crida de los adalides” en la plaza de toros, que cada año se aleja un poco más de ser un simple torneo de caballeros y se amolda a la historia de las Bodas que se está interpretando en Teruel.

El día después de la fiesta

No todas las ediciones son iguales. De eso se encarga Raquel Esteban, la creadora de la fiesta. “En la evaluación de cada edición se perfilan ya cosas nuevas; después, a lo largo del verano, ensueño cosas y voy dando forma a algunas novedades o detalles. Es cuando propongo escenas o personajes y me reúno para consensuar algunas cosas o definir esquemas de obra que nos encajen a todos. Hay tantos personajes, tantos perfiles y tantos niveles que todo es adaptable y ajustable”. En cada acto, en cada escena, se busca tener una similitud con la realidad de hace 800 años. Por eso se cuida todo al detalle: “Constantemente hay una tarea de investigación, de revisión, de clasificación de datos históricos, de diferentes informaciones que aparecen en un viaje, con un contacto, detalles de fuentes iconográficas, artísticas de la época que tarde o temprano se aplicarán a la dramaturgia o la puesta en escena”.  Todo este cuidado hace de las “Bodas de Isabel” un acto especial, único e irrepetible.

FIesta en la calle en Teruel

Esteban no es capaz de quedarse con una edición. “Es muy difícil de decir. Cada una ha sido muy especial…todas parecidas y todas muy diferentes”. Además, no siempre ha sido un camino de rosas: “a lo largo de 23 años, ha habido de todo. Choque de mentalidades, envidias, intentos de utilización de la fiesta por diferentes personas vinculadas o no con instituciones…”. Pero a pesar de todo, el trabajo y la ilusión no han cesado. Desde la Fundación Bodas de Isabel, constituida en Teruel en 2006, se realiza el seguimiento de los actos durante todo el año. Las principales funciones que llevan a cabo son la coordinación de actores, atrezzo, vestuario, regidurías, dirección escénica, técnicos de iluminación, sonido, brigadas, prensa, control de página web y control de calidad. Pero inevitablemente el ritmo de trabajo aumenta cuanto más se acerca la fecha de la representación, que suele coincidir con el fin de semana más próximo a San Valentín.

“En septiembre se empiezan algunos talleres teatrales, de voz, danza e interpretación, en octubre empezamos a afinar para hacer el casting. En noviembre talleres con ejercicios más concretos para determinar las capacidades de los actores y en diciembre el reparto. Finalmente, los ensayos empiezan después de reyes”. A la vez se coordinan las peticiones de licencias para las jaimas, otro espacio que con el tiempo ha crecido en importancia. A los pies de la escalinata, en la zona de la estación, se encuentran la mayoría. Destacan en las que se puede encontrar todo tipo de complementos y vestimentas de la época, además de adornos artesanales y bisutería. A lo largo del parque, se exponen sobre todo alimentos, dulces en su mayoría. Finalmente, por las calles del casco histórico, los puestos de embutidos y comida recién elaborada suelen tentar a los curiosos que pasean, atraídos por el olor. 

También los turolenses salen a la calle, pues ya es tradición que se enfunden sus trajes medievales y  ayuden a dar ambiente a su ciudad. Lo hacen en solitario o mediante los grupos de la Villa, federados para las bodas. Los hay de muchas clases, desde órdenes militares como los caballeros del dragón de san Jorge, o la orden de Calatrava, hasta familias de la época, como los Muñoces o los Azagra, pasando por los grupos de oficios, aguadores, esquiladores o jaboneros. Todos ellos enriquecen la fiesta y el centro de Teruel con sus actuaciones, exhibiciones, o simplemente con su presencia. Todos ayudan a  dotarla de un carácter único y un encanto inigualable. Han pasado veintitrés años. Veintitrés años y varios reconocimientos como el premio aragonés del año y el premio San Jorge. Veintitrés años desde que la plaza de la catedral se llenó por primera vez. Desde que Raquel vio su sueño hecho realidad. Pero Raquel sigue soñando…

Las Bodas de Isabel se celebran en febrero, y Desde Zaragoza podéis llegar en apenas hora y media. ¡Una experiencia totalmente recomendable! Seguid su Instagram si queréis saber más detalles, y si os ha gustado, compartid! 🙂

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